"Justicia Divina" dijo Julito Martínez hace ya más de 30 años. Justicia Divina digo hoy con orgullo y francamente mucha alegría. Es que el día de ayer, Brasil, Ferrari y Kimi me han dado una tremenda alegría. Es que no podía ser para menos. Porque cuando ya nadie daba una chaucha por Ferrari y sus pilotos en el camponato mundial de la F1, en la última carrera le dan esta tremenda alegría a los tifosi.
Por qué justicia divina dirá alguno. Porque al menos en mi parecer (y tal vez el de muchos más) no podía ser que McLaren y menos aún Lewis Hamilton se quedaran con el título. Porque en el fondo el triunfo y el título de ayer es un premio a:
1. Al fair play: porque era francamente impresentable que ganara el título el piloto de una escudería (McLaren) que había robado información de desarrollo y puesta a punto a su competencia directa (Ferrari).
2. La persistencia: de no bajar nunca los brazos (que al estar 17 puntos atrás del líder a falta de dos carreras para el fin de la temporada era como para hacerlo).
3. Al trabajo en equipo: porque no se puede negar que las peleas y conflictos entre Hamilton y Alonso al interior de McLaren afectaron a todo el equipo (de Ron Dennis para abajo) y explican, al menos en parte, el desastrozo fin de temporada.
Asi que bueno, no puedo estar más feliz con el triunfo de Ferrari y de Kimi Räikkönen.
Foto de Flickr: varlen
